Subscribe to Feeds

A las mujeres gordas, feas...

con más pelo que un mono, desagradables en el hablar y tontas; les daría una invitación al suicido.

Clay Shelton

Hace falta ser listo para vivir una doble vida. Shelton vivió seis, que yo sepa.

Hubo un individuo que escribía cuentos para el Child´s Magazine, sobre perritos que encuentran a sus amos caídos en la nieve. Este tipo se llamaba Crinstead Jackson. También se llamaba Shelton.

Otro hombre escribía libros sobre la mente, también se llamaba Shelton

En Lambeth había un pequeño establecimiento tipográfico, dirigido por un hombre llamado Simon Cole. Mister Cole y Mister Shelton eran la misma persona.

En Oxfordashire, un avicultor acostumbraba a anunciar huevos y gallinas de confianza. Hizo un buen negoció y llegó a tener docenas de personas trabjando para él. En la guía de teléfonos figuraba su nombre: H.P. Pearce. En la jefatura de policía le llamábamos Shelton

En la esclusa de Temple, un caballero anciano poseía una casita de campo y una lancha motora. Solía pescar mucho; era uno de los mejores pescadores de barbos en el río. Aunque recibía cartas a nombre de Walter James Evanleigh, los ángeles que llevan el libro de los informes de todos nosotros apuntaban los suyos en la página encabezada con el nombre de "Shelton"


Eso es lo que yo sé de él. Lo que yo no sé llenaría todo un anaquel de la biblioteca de mister Monkford.


"La gente terrible", de
Edgar Wallace



0 comentarios: